Oficinas que mejoran el bienestar
La pandemia del COVID-19 nos dejó recluidos en casa más tiempo del esperado y ello condujo a que, los que podían, se viesen obligados a desarrollar su actividad profesional en la intimidad del hogar. Hasta ese momento, el teletrabajo era casi un desconocido en España, destinado solo a algunos autónomos, expertos de la informática y marketing digital, y lo que no intuíamos era que ese fuera el comienzo de un total cambio de paradigma en cuando a la disposición del tiempo y espacio profesional. Desde entonces el trabajo en remoto se ha convertido en uno más de la familia siendo, además, una de las grandes bazas de las empresas a la hora de retener el talento. Y es que, como apunta el informe Teletrabajo 2024. Edición 2024 del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, este formato ha aumentado del 13,2% en el primer trimestre de 2023 al 14,4% en el mismo trimestre de 2024.
Aunque está más que comprobado que el teletrabajo es una buena herramienta para lograr la tan ansiada conciliación o que evita el desgaste que supone tener que desplazarse cada día hasta plantas industriales del extrarradio o al bullicioso centro de la ciudad, también es cierto que tiene sus riesgos. Algunos de los más comunes son el sedentarismo, las lesiones musculoesqueléticas ocasionadas por trabajar en malas condiciones ergonómicas o riesgos psicosociales como la ansiedad o la baja motivación que derivan de la ausencia del contacto humano. Y es que, en este tema –como en la mayoría– es tan cierto que cada persona y caso será un mundo, como que lo más adecuado se sitúa en un punto intermedio.
Las nuevas oficinas orientadas al bienestar del trabajador
“Aunque el teletrabajo ofrece flexibilidad y comodidad, la oficina sigue siendo un espacio clave para la socialización, la colaboración y el desarrollo profesional. La interacción cara a cara mejora la cohesión del equipo, el vínculo social con la organización y facilita la resolución de problemas”, expone Isabel Aranda, psicóloga y miembro del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Sin embargo, para que las necesidades de los trabajadores híbridos se vean satisfechas, es crucial que las oficinas evolucionen para ser más acogedoras y funcionales. Una necesidad a la que los estudios de arquitectura están atendiendo con el diseño de espacios más verdes, más humanos y más dinámicos.
Un ejemplo de ello es Fonte Madrid, un espacio de innovación y diseño en el que, en sus más de 800 metros cuadrados, se busca fomentar la innovación e investigación superponiendo espacios de trabajo, laboratorios, espacios de reunión, salsa de exposiciones, actividades, talleres y conferencias. O las oficinas NUGA Castellana (su inauguración se prevé en otoño de este año) que han sido remodeladas para ofrecer una atmósfera laboral más acogedora y cálida pensada para trabajar en equipo. Así, en sus nueve plantas se mezclan oficinas flex, zonas de coworking, varias terrazas y espacios verdes con el objetivo de priorizar el bienestar, la inspiración y el confort de los empleados.
“Las organizaciones necesitan equilibrar eficiencia y bienestar, creando espacios que favorezcan tanto la productividad como la salud. Se logra integrando la tecnología destinada al trabajo híbrido, aplicando medidas de flexibilidad horaria o implementando políticas de bienestar. Pero también diseñando espacios centrados en la ergonomía, el cuidado de la estética y de la limpieza, reduciendo el ruido ambiental o creando salas flexibles con las que fomentar una cultura de orden espacial”, explica Isabel. Porque apostar por un diseño que priorice a las personas generará trabajadores más satisfechos, comprometidos y productivos.
Y es que lo que está en juego es mucho, ya que el entorno de trabajo es un factor clave en el estado de ánimo, la motivación y el desempeño de los empleados. Así, un diseño de oficina bien planificado no solo optimiza la eficiencia operativa, sino que también incrementa la satisfacción laboral de quienes trabajan en ella. “En esta era del frenesí y la adicción a las pantallas, creemos que es importante generar espacios neutros bien iluminados y distribuidos que fomenten la concentración”, puntualiza el diseñador Guillermo Trapiello, director de Fonte.
Factores como la distribución del mobiliario, los colores, la iluminación, la limpieza, el archivo y el nivel de ruido afectan directamente los niveles de estrés de los empleados. Oficinas con diseños ergonómicos, espacios abiertos, zonas de privacidad y descanso, y elementos que fomenten la creatividad y la colaboración contribuyen a una mayor motivación y productividad. Por el contrario, tal y como afirma la psicóloga, un diseño inadecuado (espacios sobrecargados de elementos, de documentos, archivos, iluminación deficiente o excesiva, ruido excesivo o la falta de zonas de descanso) puede incrementar la ansiedad y el estrés.
Mención especial merecen los espacios de descanso, que no son solo importantes, sino que pueden mejorar la socialización y el apoyo social, algo especialmente importante para la salud mental y el compromiso con la organización. “El trabajo digital requiere hábitos específicos de conexión y desconexión, así como pausas para reducir la fatiga mental, ocular y mejorar la toma de decisiones. Los espacios de relajación bien diseñados, que puede ser desde una mesa redonda con plantas y cafetera, hasta áreas con sofás, salas de meditación o zonas de juegos, fomentan un ambiente social positivo y reducen el estrés”, razona Isabel.
El diseño biofílico como aliado para regular el estrés y favorecer la creatividad
Si ves muchos materiales naturales como la madera o el algodón, plantas, árboles y arbustos, patrones orgánicos, además de luz y colores naturales, significa que estás en un espacio que sigue el diseño biofílico. Una tendencia arquitectónica que tiene como objetivo crear ambientes más saludables, sostenibles y armoniosos tomando como aliada a la naturaleza para lograr el bienestar de los individuos. “Las vibraciones de estas materias impactan en la electricidad del ambiente, lo que afecta a la regulación del estrés y la capacidad de conectar y desconectar del trabajo. Por su parte, la luz natural está asociada al ritmo circadiano y reduce la fatiga ocular y general. Además, contar con espacios al aire libre permite a los empleados desconectar y recargar energía, favoreciendo la creatividad y la salud mental”, asegura Aranda.
Por su parte, Guillermo defiende la capacidad que tienen las plantas de convertir el espacio de trabajo en un espacio doméstico. Además, mejoran la calidad del aire, reducen estrés y fomentan la creatividad. “El mero hecho de ver las plantas a diario nos genera una sensación de bienestar y de pertenencia, y la sensación de que no es una oficina cualquiera, es la nuestra”, amplía Trapiello. Y, en relación con esto, el experto apunta también a la sostenibilidad: “Nos parece importante que, desde el mobiliario y el diseño interior haya una narrativa de materiales y procesos constructivos que nos acerquen al lugar y a la historia del proyecto. La sostenibilidad es uno de esos factores”. Una responsabilidad con el medio que se practica empleando materiales de proximidad, con baja huella de carbono y cuyos procesos de fabricación se hagan en condiciones dignas.
Los espacios flexibles llaman a la innovación
También conocidos como multifuncionales, estos espacios permiten adaptarse a diferentes necesidades, abriendo un mundo de posibilidades a un número de metros cuadrados que no cambia. Así, espacios colaborativos con diseños modulares, salas de reuniones informales y zonas de trabajo silenciosas permiten que los empleados elijan el entorno según la tarea que estén realizando, fomentando así la innovación y mejorando la experiencia laboral. Porque debemos tener siempre presente que la forma en que se organizan los espacios de trabajo influye directamente sobre la interacción entre los empleados y la productividad.
Ahora, Isabel Aranda también recuerda que los espacios abiertos pueden fomentar la colaboración, pero si no se gestionan bien pueden aumentar las distracciones. Por lo que, una combinación de áreas compartidas y zonas privadas permite un equilibrio entre la cooperación y la concentración individual. ¿Cómo se logra este equilibrio? Desde Fonte nos ponen el ejemplo de los proyectos urbanísticos: “En un barrio o en una ciudad, tenemos unos ratios ‘per cápita’ que nos ayudan a dilucidar las necesidades concretas, como cuántas farmacias, bares o papelerías hacen falta por habitante. En la oficina calculamos que, más o menos, necesitamos una sala de reuniones cada 8-10 personas y, aparte, espacios de trabajo común como salas de fabricación y prototipado”.
Más allá de esto, Guillermo cree que al igual que una silla o una prenda de vestir, por sus formas, nos transmiten cómo han de ser usadas, los espacios han de ser igualmente comunicativos y transmitir, en caso de que estén diseñados así, las múltiples maneras en que han de ser usados. En esto, el experto considera que ayuda mucho todo lo que sea plegable, portátil y ligero, así como las ruedas, cuantas más tenga el mobiliario, mejor. Y concluye, “en los espacios de trabajo compartido, cuanto más versátil y configurable sea todo, más nos llama a hacerlo nuestro y a jugar con él”.

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