
La boda en Madrid de Núria y Alejandro: un enlace de invierno con una decoración muy primaveral
A pesar de la lluvia, la boda en Madrid de Núria y Alejandro fue un día que tanto los novios como sus invitados jamás olvidarán
Una boda en Madrid en uno de los meses más lluviosos del año
Casarse en invierno es una opción poco ortodoxa (casi tres cuartas partes de las bodas se celebran entre mayo y octubre) pero, si lo haces bien, resulta muy especial. Al fin y al cabo, es una estación que destila mucho romanticismo. Eso es algo que tuvieron claro desde un principio Núria y Alejandro, que pasaron por el altar el pasado 8 de marzo, concretamente en la Iglesia de Santa Bárbara y, después, celebraron su amor junto a sus seres más queridos en Finca La Gaivota.
La pareja se conoció hace 3 años. “Mi mejor amiga, que está casada con el mejor amigo de Alejandro, nos empujó a tener una cita. Él y yo habíamos coincidido en varios sitios, pero nunca nos habíamos puesto a hablar detenidamente. Ella estaba convencida de que íbamos a hacer match y la verdad es que acertó”, recuerda la novia.
Alejandro le pidió matrimonio a Núria en un fin de semana muy tranquilo. “Nos fuimos a pasar el fin de semana a la región del Douro, a un hotel idílico en los viñedos de la zona y, esa misma tarde, me lo pidió mientras deshacíamos las maletas. No teníamos mucha cobertura en la zona por lo que fue perfecto pasarnos el fin de semana sin conexión para poder vivir nosotros mismos ese momento”, dice Núria.
Un día lluvioso, pero un día perfecto
La boda en Madrid de Núria y Alejandro estuvo marcada por la lluvia. “A pesar de que la boda fue en el mes más lluvioso que se ha visto en Madrid desde que existen registros, y la logística fue un poco más complicada, la actitud de los invitados siempre lo es todo. Fue increíble ver como todo el mundo lo dio todo hasta el último momento”, explican los novios. “Gracias a la organización de Ana Cano, nuestra wedding planner, y de Isabel Maestre, encargada de nuestro catering, conseguimos que la lluvia no afectará en absolutamente nada de la boda y que todo estuviese perfectamente acondicionado para el día que hacía”, añaden.
La temática que eligieron para su gran día era ‘boda invernal, pero con una decoración inspirada en la primavera’. “De la decoración se encargó nuestra wedding planner, Ana Cano. La verdad es que le dimos libertad en ese sentido. Ana tiene muy buen gusto y lo tenía todo muy claro”, reconocen los novios. Por otro lado, los arreglos florales fueron cosa de Aquilea Flores –igual que el ramo de la novia– y la papelería fue cosa de AM Paper Studio. Todo se tiñó en colores como el verde, el blanco y el amarillo.
Núria eligió dos vestidos de novia de Sofía Delgado
“La noche previa a la boda dormimos toda la familia en el Hotel Sardinero. De los momentos más especiales de la boda fue la preparación junto con mi maquillador y peluquero, Álvaro Talayero, mi hermana y mis tías/primas, que fueron entrando a la habitación a lo largo de la mañana. Nuestra madre falleció hace seis años y nos pareció buena idea poner una foto suya casándose para que nos acompañara en todo momento. Álvaro lo hizo todo muy fácil y especial y contribuyó a que viviéramos ese momento único”, nos cuenta la novia sobre ese momento tan especial de prepararse.
Sus dos vestidos de novia fueron de Sofía Delgado. “Me quería casar con un vestido más clásico y hacerme algo más cómodo para la fiesta. Sofia me entendió desde el primer momento y me diseño dos vestidos muy diferentes pero muy adecuados para cada momento de la boda”, reconoce. Lo combinó con unos zapatos de Flordesaoka que le regalaron sus amigas. “Es tradición en mi grupo de amigas siempre regalarnos los zapatos de novia. Elegí unos zapatos de lino en color rosa claro y tacón trapecio. Muy cómodos y perfectos para el día que teníamos por delante”, comenta. Con lo que respecta a las joyas, todas ellas eran tesoros vintage de su familia. “A pesar de que no es protocolo que las novias lleven reloj, me encantaba la combinación de la chaqueta torera con el reloj vintage de mi madre”, añade,
“Otro momento especial de los preparativos fue el “vers del padrí”, una tradición catalana en la que los padrinos de la boda tienen que leerle un poema a la novia y entregarle el ramo. Los dos mejores amigos de Alex me leyeron delante de toda mi familia un poema que habían escrito en un pergamino y fue un momento muy emotivo para todos. Después brindamos con champage y cava, antes de que empezará el gran día”, rememora Núria.
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